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Cristina descubrió su amor por el patinaje a los 8 años en Villa Olímpica, un lugar que ahora es testigo de sus clases como entrenadora. Todo comenzó cuando su prima le prestó sus patines. Aunque sufrió algunas caídas, aprendió a patinar ese mismo día, demostrando una pasión que no podía ser contenida. Sus padres, reconociendo su amor por el deporte, le compraron sus propios patines, y Cristina los usaba día y noche, incluso se los tenían que quitar dormida.
La pasión de Cristina por el patinaje la llevó a Villa Olímpica, donde empezó a tomar clases. En su cuarta clase, sus maestros la inscribieron en una competencia. Sorprendió a todos ganando el segundo lugar, consolidando así su amor por el patinaje. Los maestros que la inspiraron, con su dedicación y amor por el deporte, dejaron una huella profunda en ella.
Para Cristina, patinar no solo es ejercicio, sino también diversión y una forma de expresión artística. Le encanta bailar e interpretar canciones sobre ruedas, transmitiendo emociones a quienes la observan. Su parte favorita del patinaje artístico es combinar la técnica con la expresión artística.
Cristina sueña con un México donde haya más espacios adecuados para patinar y donde se pueda practicar este hermoso deporte sin tener que preocuparse por obstáculos. Desea mayor difusión y apoyo del sector privado para fortalecer y expandir la comunidad de patinaje.
Desde 2007, ha sido entrenadora, disfrutando de la interacción con sus alumnos de todas las edades. Ha creado un espacio donde mamás e hijas pueden compartir y disfrutar del patinaje juntas. Cristina organiza festivales navideños con sus alumnos y exalumnos, éstos últimos animándose a participar también en presentaciones para celebrar no solo las festividades, sino también la comunidad que han creado en su Club de Estrellas Rodantes.
Mirando al futuro, Cristina se está preparando para obtener la certificación de entrenadora internacional de la Federación Internacional de Patinaje. También quiere incursionar más en el roller dance y capacitarse para impartir cursos. Ha entrenado a numerosas campeonas nacionales y espera algún día llevar a una patinadora a un mundial.
Para Cristina, el patinaje es libertad y una forma de expresión artística y técnica. Se siente orgullosa de su trayectoria y de poder decirle a su yo de 8 años que siga sus sueños, y que la perseverancia y la tenacidad dan frutos. Cristina invita a todos a probar el patinaje artístico sobre ruedas y descubrir lo bonito de este deporte, "para iniciar solo requieres ganas y patines". Aconseja a los nuevos patinadores que dejen el miedo atrás, "que el miedo se vence atreviéndose".
Sus logros incluyen múltiples campeonatos nacionales y participación en cuatro mundiales en Brasil, China, Portugal y Nueva Zelanda. Enfrentarse a las mejores del mundo en su primer mundial fue impactante y fortaleció su determinación de seguir creciendo en este deporte. Para Cristina, la clave del éxito en las competencias es la resistencia y la perseverancia, cualidades que le inculcaron sus padres y que le han permitido superar los desafíos.
Cristina es un ejemplo viviente de cómo el patinaje puede transformar vidas, inspirando a otros a seguir sus pasos y encontrar la libertad sobre ruedas.
Ella, como tú, tiene una historia para contarnos, para inspirarnos, para motivarnos.